Principios generales
El psicólogo asume la responsabilidad de actuar, en el desempeño de sus actividades profesionales, académicas y científicas, bajo un criterio rector que es garantizar en todo momento el bienestar de todos aquellos individuos, grupos u organizaciones que requieran de sus servicios, dentro de los límites naturales de la práctica de la Psicología. Por tanto, se adhiere a los principios de:
A. Respeto a los derechos y a la dignidad de las personas
Toda persona tiene derecho al respeto de los demás, dado este por su valor intrínseco como ser humano y a que este valor no aumente o disminuya en función de característica, condición o estatus personal alguno. Este primer principio ético que recibe el mayor peso en el proceso de toma de decisiones éticas es el Respeto a los Derechos y la Dignidad de las Personas pues hace hincapié en los derechos humanos. A lo largo del desarrollo de sus trabajos tanto como docentes, científicos y prestadores de servicios, los psicólogos entran en contacto con diversos individuos y grupos, tales como usuarios de los servicios psicológicos (individuos, familias, organizaciones, industrias o comunidades), estudiantes, supervisados, empleados, colegas, empleadores y público general.
Durante estos contactos, los psicólogos se adhieren al principio de respeto a los derechos y a la dignidad de las personas. De acuerdo con éste, cualquier persona debe recibir fundamentalmente un trato como persona o como un fin en sí misma, y no como un objeto o un medio para alcanzar un fin.
Toda persona tiene derecho a que se aprecie su valor innato como ser humano y que se reconozca que este valor innato no aumenta ni disminuye, dependiendo de característica alguna, condición o estado, tal como su raza, cultura, idioma, discapacidad física o mental, nivel socioeconómico, orientación sexual, religión, sexo, estado civil, color, edad o nacionalidad.
Aunque los psicólogos tienen la responsabilidad de respetar la dignidad de todas las personas con las que entran en contacto como profesionales, la naturaleza de su contrato con la sociedad requiere mayor responsabilidad ante aquellas personas receptoras de sus servicios o con quienes se relacionan directamente y, por tanto, en una posición más vulnerable (por ejemplo, participantes en una investigación, pacientes, estudiantes).
En el desempeño de sus actividades, los psicólogos tienen la responsabilidad de respetar, proteger y fomentar el derecho de las personas a la privacidad, la autodeterminación, la libertad personal y la justicia. El principio de respeto a los derechos y a la dignidad de las personas incluye el derecho a la libertad, la dignidad, el consentimiento informado, la confidencialidad, la autonomía, el trato justo, la igualdad y el derecho a establecer y dar por terminada la relación con el psicólogo.
B. Cuidado responsable
El psicólogo muestra preocupación por el bienestar y evita el daño a cualquier individuo, familia, grupo o comunidad. La actividad psicológica debe beneficiar a la sociedad, evitando el daño en todo momento. La preocupación activa por el bienestar de cualquier individuo, familia, grupo o comunidad con los que se relacione en su papel de psicólogo sustenta este principio. Esta preocupación activa no sólo se refiere a las personas con las que se relaciona el psicólogo directamente, sino también aquéllas con las que se relaciona indirectamente. Sin embargo, al tomar decisiones éticas, el psicólogo coloca en una posición de prioridad a las personas con las que se relaciona directamente, pues son las que se encuentran en una posición más vulnerable a su influencia (como sus estudiantes, pacientes, etc.).
El principio de cuidado responsable obliga al psicólogo a distinguir entre los posibles daños y los beneficios producto de sus métodos y procedimientos, a predecir los daños posibles, y a proceder solamente si los beneficios superan al daño. En el desempeño de sus actividades el psicólogo tiene la responsabilidad de desarrollar y emplear métodos que amplíen los beneficios, y evitar aquellos métodos que dañen o no ayuden. Cuando sus métodos produzcan daños, debe corregir sus efectos. Estos daños puede ser tanto físicos como psicológicos, entre otros; se incluyen: la humillación, el miedo, el dolor, daño a la autoestima, a la confianza, a la integridad personal, o a la seguridad física.
En el principio de cuidado responsable se basan normas de conducta relativas a la capacidad y el conocimiento que todo psicólogo debe tener para desempeñar su profesión. El psicólogo sólo debe realizar actividades para las que recibió la formación suficiente, es competente, y para las que posee conocimientos y destrezas actualizadas. Emplea el conocimiento cuidando el interés de quienes se encuentran bajo su influencia. Bajo este mismo principio, el psicólogo hace esfuerzos por estar consciente de cualquier prejuicio o sesgo que afecte sus acciones, interpretaciones y recomendaciones. Actúa honestamente y con precisión en sus declaraciones sobre su capacidad profesional, misma que debe acreditar en términos de títulos y grados universitarios y formación para actualizarse. También evita que, por causa de su acción, los individuos pierdan su habilidad para autodeterminarse y tomar sus propias decisiones
C. Integridad en las relaciones
El psicólogo debe demostrar en su actuación: precisión y honestidad, apertura y sinceridad, máxima objetividad y mínimo sesgo o prejuicio, y evitar conflictos de interés.
La integridad en las relaciones que el psicólogo establece con los demás, apoya normas de comportamiento como evitar el engaño, el fraude, el empleo de títulos que no posea, la falsificación de resultados, los sesgos al realizar investigación. Para ello, el psicólogo debe comprender y estar consciente de las circunstancias que rodean su actividad, de su propia historia y valores personales, y de la forma en que éstos afectan sus decisiones, interpretaciones, sugerencias y comportamiento, buscando siempre la máxima objetividad.
Este principio es la base de las normas que muestran al psicólogo cómo debe fomentar su integridad hacia la ciencia, la enseñanza y la práctica psicológicas, así como su respeto, honestidad y justicia hacia las personas con las que se relaciona en el desempeño de estas actividades. El psicólogo aclara a estas personas siempre su papel, su enfoque, sus funciones y los servicios que ofrece.
D. Responsabilidad hacia la sociedad y la humanidad
El psicólogo, científicamente, profesionalmente y como ciudadano, tiene responsabilidades ante la sociedad en la que vive, y otras sociedades nacionales e internacionales con las que entra en contacto.
La psicología como disciplina se desarrolla dentro de
un contexto social, por consiguiente, el psicólogo buscará aumentar el
conocimiento y promover el bienestar de la humanidad, por medio de métodos y
procedimientos éticos. Asimismo, el psicólogo, en sus acciones, no dañará el
medio ambiente, y se asegurará de que el conocimiento psicológico se emplee
para fines benéficos. Ante todo, el psicólogo tiene la responsabilidad de dar a
conocer los conocimientos y contribuciones de la psicología que beneficien a los
demás seres humanos.
